Con mis setenta y cinco años
Margarita O Rourke
Con mis setenta y cinco años, soy una mujer sabia.
Ven a beber de esta fuente de agua viva.
Las arrugas son ríos que renuevan la fertilidad de mi cuerpo.
Este cuerpo "abundante" es una cama suave donde mi amado puede descansar.
Los pies me llevan a lugares y experiencias desconocidas hasta ahora.
Soy libre como un animal salvaje.
Digo lo que pienso sin preocuparme de los juicios.
Trabajo cuando quiero porque mis necesidades son pocas.
Nado bajo las estrellas, acompañada por mis compañeras,las ballenas y los peces.
Leo los libros que han formado una montaña durante años de espera.
Mi cabello moreno, ahora muestra rayos de plata que brillan en la luz del sol.
Los pétalos de los oídos, como los lirios,
captan los sonidos del campo: el río, las abejas, el viento, los pájaros, los caballos, los pollos...
Disfruto de todos los olores: las rosas, la ruda, el limón,
la lavanda, la tierra seca y la tierra mojada, el narciso, la menta, el abono, los pinos...
Dejo caer la lluvia sobre mi cuerpo.
Las gotas me tocan suavemente como los dedos de mi amado.
Camino por los bosques, parándome de vez en cuando;
Abrazando un árbol y sintiendo su fuerza y su calor.
También ando entre los frutales, saboreando duraznos, cerezas, manzanas,
frambuesas, frutillas, y mucho más, en la espera de las castañas.
Voy a mi catedral de árboles, donde puedo sentarme cómodamente.
Escuchando el riachuelo que corre delante de mi.
Aquí no hay tiempo ni espacio.
Aquí me siento plenamente parte del universo.
¡Ven Amado mío! ¡Ven Amada mía !
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